sábado, 28 de marzo de 2020

Reflexión sobre nueva constitución.


Estos últimos meses no han dejado indiferente a ningún chileno, han ocurrido múltiples acontecimientos impactantes y dolorosos en donde la incertidumbre parece ser la única vía de asimilación. Hemos visto al fuego arrasar, hemos apreciado destrucción y creación, hemos sentido el espíritu de las movilizaciones sociales a flor de piel. Las distintas demandas esperan una respuesta satisfactoria, por tanto, es de suma relevancia el poder estar al tanto - ya sea desde lo teórico como de lo pragmático - de las importantes fechas que se avecinan. La posibilidad de crear una nueva constitución política podría generar las debidas transformaciones que nos permitan la unión entre los ciudadanos, entre las distintas ideologías y formas de apreciar nuestro país, pudiendo forjar el reconocimiento de los derechos que - por naturaleza - nos pertenecen.
Los sucesos ocurridos desde el 18 de octubre manifiestan el fuerte descontento de numerosos sectores, en donde se han reflejado profundas injusticias que inducen a que seamos un país inarmónico, injusto e indiferente ante las demandas del pueblo. Por ello, es necesario que podamos revisar en conjunto, a través de la ciudadanía como desde la clase política, la opción de cambiar la constitución política, en donde se reestructuren las cláusulas y principios en beneficio de todos los chilenos, y no sólo de grupos particulares, pertenecientes a las distintas esferas de poder económicas, políticas y rectoras del curso del país.
Este es un proceso en el cual debemos participar todos los chilenos, todos los que tengan el interés y el anhelo de hacer de este un país mejor, más inclusivo e integrado; con ello ser parte del cambio y de la motivación que implica tomar el peso al asunto, en base al uso adecuado de la información, al estudio, al repaso de la constitución de 1980, buscando los puntos débiles, logrando identificarlos y así poder sugerir restablecer lo que consideremos conveniente. Nadie debería quedar fuera de este momento, es de responsabilidad ciudadana la participación. También, si poseemos ciertos conocimientos sobre estas dinámicas, poder instruir a los demás e incentivar a que sean parte de proceso, en donde – al unísono – crearemos un nuevo ensayo de constitución política, diferente, renovado, actualizado bajo una visión humanista.
Atrás han quedado los juicios de hace cuatro décadas, estamos en tiempos diferentes, la óptica con la cual apreciamos la realidad ha variado, se ha modificado, ha evolucionado, y Chile puede ser parte de esto, puede contribuir en la construcción de un modelo mejor, que sirva para ejemplo a otras naciones que están en vías de crecimiento y desarrollo como nosotros. Por eso, a modo de ejemplo internacional, es conveniente que re-pensemos la importancia del rol individual en sociedad y en la contribución que cada pensamiento u opinión tiene en el colectivo, ya que todo microproceso repercute en un macroresultado. Pero para un cambio de esta magnitud, es necesario que el chileno tome conciencia y no se mantenga indiferente, debe trabajar arduamente en otorgar sentido a este proceso, porque todo cambio masivo implica también una transformación interna y un esfuerzo adicional de su parte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario