Estos
últimos meses no han dejado indiferente a ningún chileno, han ocurrido
múltiples acontecimientos impactantes y dolorosos en donde la incertidumbre
parece ser la única vía de asimilación. Hemos visto al fuego arrasar, hemos
apreciado destrucción y creación, hemos sentido el espíritu de las
movilizaciones sociales a flor de piel. Las distintas demandas esperan una
respuesta satisfactoria, por tanto, es de suma relevancia el poder estar al
tanto - ya sea desde lo teórico como de lo pragmático - de las importantes
fechas que se avecinan. La posibilidad de crear una nueva constitución política
podría generar las debidas transformaciones que nos permitan la unión entre los
ciudadanos, entre las distintas ideologías y formas de apreciar nuestro país,
pudiendo forjar el reconocimiento de los derechos que - por naturaleza - nos
pertenecen.
Los
sucesos ocurridos desde el 18 de octubre manifiestan el fuerte descontento de
numerosos sectores, en donde se han reflejado profundas injusticias que inducen
a que seamos un país inarmónico, injusto e indiferente ante las demandas del
pueblo. Por ello, es necesario que podamos revisar en conjunto, a través de la
ciudadanía como desde la clase política, la opción de cambiar la constitución
política, en donde se reestructuren las cláusulas y principios en beneficio de
todos los chilenos, y no sólo de grupos particulares, pertenecientes a las
distintas esferas de poder económicas, políticas y rectoras del curso del país.
Este es
un proceso en el cual debemos participar todos los chilenos, todos los que
tengan el interés y el anhelo de hacer de este un país mejor, más inclusivo e
integrado; con ello ser parte del cambio y de la motivación que implica tomar
el peso al asunto, en base al uso adecuado de la información, al estudio, al
repaso de la constitución de 1980, buscando los puntos débiles, logrando
identificarlos y así poder sugerir restablecer lo que consideremos conveniente.
Nadie debería quedar fuera de este momento, es de responsabilidad ciudadana la
participación. También, si poseemos ciertos conocimientos sobre estas
dinámicas, poder instruir a los demás e incentivar a que sean parte de proceso,
en donde – al unísono – crearemos un nuevo ensayo de constitución política,
diferente, renovado, actualizado bajo una visión humanista.
Atrás
han quedado los juicios de hace cuatro décadas, estamos en tiempos diferentes,
la óptica con la cual apreciamos la realidad ha variado, se ha modificado, ha
evolucionado, y Chile puede ser parte de esto, puede contribuir en la
construcción de un modelo mejor, que sirva para ejemplo a otras naciones que
están en vías de crecimiento y desarrollo como nosotros. Por eso, a modo de
ejemplo internacional, es conveniente que re-pensemos la importancia del rol
individual en sociedad y en la contribución que cada pensamiento u opinión
tiene en el colectivo, ya que todo microproceso repercute en un macroresultado.
Pero para un cambio de esta magnitud, es necesario que el chileno tome
conciencia y no se mantenga indiferente, debe trabajar arduamente en otorgar
sentido a este proceso, porque todo cambio masivo implica también una
transformación interna y un esfuerzo adicional de su parte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario