viernes, 27 de marzo de 2020

Sobre lo Apolíneo y Dionisíaco en las Ciencias de la Salud Mental. De Nietzsche a Capponi a De Lucas.


Grabada el 28 de febrero de 2020. 


Nos acabamos de dar cuenta de una observación interesante, que es susceptible de ser registrada en este libro. Decir que nos acabamos de dar cuenta mientras leíamos "Psicopatología y Semiología Psiquiátrica" de Ricardo Capponi M., que es un libro completamente apolíneo, y por ello llegamos, cuando estábamos en el capítulo de las "ideas delirantes", específicamente en el «nihilismo delirante», a la siguiente observación:

Desde el nihilismo delirante se entiende que la concepción de pensamiento propia de la filosofía nihilista llevaría al paciente a un estado de putrefacción, muerte, negación de los órganos, negación de la propia vida en el sentido como tal de la «existencia», entendido desde la Ética. Por tanto, hemos llegado a la hipótesis y a propósito de leer los capítulos introductorios del libro, que un autor como Capponi ha hecho su obra basado en una ciencia apolínea, ya que busca a partir de las apariencias construir al individuo y así adaptarlo en sociedad bajo una ética imperante y porque no, tal vez, bajo una moral imperante. Por ello recordamos que en el comienzo - en los primeros capítulos - mencionaba el autor que la filosofía de Nietzsche y la de su maestro, Schopenhauer, básicamente nihilistas y pesimistas (en ese orden) en sus composiciones teóricas, producirían una disgregación y disolución del yo en la persona. Las barreras que permiten una adaptación social en el medio y una aceptación particular en el plano interno - que inducen en su correcto cause a la unión 'correspondiente' bajo una norma con la sociedad, al comportamiento con los demás así como consigo mismo - se vean completamente disueltas en base al cuestionamiento, por ejemplo, o la negación.
Desde luego, mencionamos que esto sería una causa de psicopatología importante: en tanto la ciencia psicológica como la ciencia psiquiátrica permiten bajo un modelo de ética, de adaptación psicológica externa como interna - en la concepción de la persona con el sí mismo, como con el yo grupal - así como en la relación con la sociedad y con la cultura imperante, que la Norma - una norma aceptada en consenso societal - produzca que los esfuerzos de estas ciencias y disciplinas estén inclinados a un propósito de perduración del orden, velando por la adaptación del individuo a esta caracterología de lo «normal». Es por ello que podemos hablar que son ciencias apolíneas, ya que rechazan, cuestionan, clasifican y estudian en profundidad el modelo de pensamiento y actuar dionisíaco. 
Sobre la - igualmente poderosa - influencia de Dionisio, decimos que está basada en la libre aceptación de la voluntad de la naturaleza a través del Ser o del espíritu humano, manifestada en éxtasis, en danza, en liberación, en cuestionamiento a las leyes y a las normas de la moral aceptada - ¿en el caos? sí, en el caos primigenio - en la expresión artística, así como en la faceta de la tragedia de Dionisio -que no todo es tragedia, de ahí que hay diversión, éxtasis, unión mística con el mundo - no busca tanto la individuación o el retorno a la individualidad como el camino apolíneo. Libertad versus Libre albedrío, una de las grandes luchas etimológicas. Por ello, la liberación como tal dionisíaca, con todo su mundo y facetas, es lo que la ciencia de la mente y la salud mental contemporánea busca dominar y catalogar como patológico y/o enfermo en los comportamientos símiles, y aunque estas dos corrientes primitivas parezcan estar en lucha, no lo están. La lucha es siempre aparente, se debate en el plano de los opuestos contrarios, o sea, en la conciencia normal; pero en lo profundo, al ser dos prístinas fuerzas ontológicas, devienen en un Uno, en una unión que escapa a nuestra comprensión común. Apolo como Dionisio son dioses que comparten fraternidad y que son amigos, hay una unión y comprensión mutua por sus propias naturalezas deificadas, que los mantiene - pese a las diferencias - en un estado de unión, armonía, sintonía y «relación afectiva», por qué no.
De ahí que hemos llegado a este análisis, como a una reflexión en torno a las actividades que tenemos en nuestro día a día, y esto netamente nos ayuda a poder aclarar la idea y poder meditar sobre las prácticas cotidianas de otra forma. Y con permiso del lector, abandonamos por un momento la tercera persona y nos situamos en la primera: al decir, por ejemplo, que la psicología como mi carrera actual, representa un sentimiento y una práctica apolínea - que tendrá una gran cabida en mi vida desde ahora - pero que se ve equilibrada - para ilustrar mejor - con mi otra carrera que es el Arte de la Cinematografía, en la cual considero que es en un 90% dionisíaca; y que si bien posee rasgos apolíneos, estos se pueden apreciar en la clasificación basada en la crítica, ensayística y articulismo cinematográfico, en la argumentación en tanto al contenido de las películas (el guión cinematográfico, técnico y planimétrico), en la forma de ser creada, organizada y llevada a cabo como una técnica (esta es la parte apolínea, sobre todo si se respeta a cabalidad), por tanto, para realizar una comparación, existiría un equilibrio basado en la relación con el otro polo: en la subjetividad de los personajes como en la historia tal, en la literatura que la justifica y le da vida  (más allá de la técnica) álmica dionisíaca, así como en las relaciones extraprogramáticas entre los equipos de producción y realización audiovisual...
El cine en su literatura es dionisíaco porque representa la tragedia humana en su mayor esplendor, bajo distintas, múltiples y miles de facetas.
Por otro lado, la ideología política que nos está interesando en estos momentos, que es el anarco-capitalismo como el anarco-individualismo, más la primera (ya que la segunda es una filosofía como tal, que la respalda y la cultiva), el anarco-capitalismo mantiene apolíneamente las apariencias a través de la soberanía del individuo por medio de la propiedad privada y el mercado libre, en la cual uno se podría sentir libre o no de poder estar en la economía y en el mercado en base al intercambio de mercancías, o en base al intercambio monetario. Principios de propiedad sobre uno mismo y la no agresión, aboliendo la ley de la gestión política. Lo cual implica - como consecuencia lógica - un trabajo económico y un modelo a seguir que se basa en ciertas costumbres sustentadas en una "normal" relación en base a la mercancía con el resto de las personas, ya sea desde compradores o vendedores, y los unos con los otros. Esto se justifica el rechazo al Estado, como institución que ejerce el monopolio del poder legitimado, adoptando la libre empresa, junto con el mercado de servicios, ley y seguridad para las comunidades transnacionales. Lo anterior, por tanto, sería la parte apolínea. La parte dionisíaca vendría a ser el anarquismo en su esencia 'misteriosa y salvaje como el instinto' como expresaría poéticamente Émile Armand, que justifica la abolición absoluta del Estado, del gobierno político, de la autoridad social y de los ordenes públicos regidos desde - generalmente - un Estado estrechamente ligado con Dios. Porque pese a que nos interesan las religiones, así como sus campos exegéticos y  de investigación, aun así pensamos que no deberían regir con el Estado, no debería haber una religión imperante. Aquí existiría un equilibrio - pensamos - en la postura política del anarcocapitalismo, casi de 50% y 50%, siendo generosos con un espectro del prisma y con el otro. Y, por otro lado, a través de Dionisio y de toda la cultura dionisíaca, el espíritu de dicha corriente, al haber sido opacado por Sócrates, por Anaxágoras, entre otros, a través de la anulación (por qué no, a la larga) de la tragedia griega, intercambiándola con ditirambos dramáticos, con las llamadas "pinturas musicales". Es así que el conocimiento dionisíaco pasó a ser parte de cultos mistéricos y secretos, desde donde emerge el placer que sentimos por las sociedades secretas, ya sea desde su estudio como desde la participación ocasional, induciendo a que sea un estudio netamente dionisíaco, estando allí la Iniciación dionisíaca con todas sus facetas y esplendorosos episodios que al fin y al cabo serían delirosos, delirantes para los apolíneos y sus ciencias, pero que para los dionisíacos son también experiencias y éxtasis en la conciencia, que se mueven entre los niveles de la conciencia, entre el subconsciente, inconsciente, preconsciente y el consciente, que generan a partir de un discernimiento explícito que se hace vivo en la experiencia, siendo una epistemología de la realidad perfectamente válida, que contiene su simbolismo, su explicación, sus niveles jerarquizados de revelación de la sustancia que se hace conocer, más toda una gama de organización que existe, y que justifica la creación de las sociedades secretas en donde estos saberes se transmiten pese a estar en la época empírica-científica-socrática en la cual nos encontramos actualmente y desde la que este filósofo - Sócrates - es uno de sus principales y dramáticos inspiradores.
Vemos que esta ciencia dionisíaca equilibra el estilo de vida laboral que deseamos seguir a partir de la psicología, por lo tanto existe un equilibrio, y una ayuda y cooperación entre los dioses.

También, si nombramos el psicoanálisis, podemos decir que se encuentra entre ambos dioses, diríamos «entre ambos espectros de la naturaleza y del cosmos, pero particularmente ahora de la esencia personal», ya que si bien es un método de aproximación al inconsciente humano, al poseer técnicas de tratamiento como de abordaje de la terapéutica por medio de modelos dinámicos, observamos que posee su lado apolíneo pero - casi completamente - las teorías vienen a ser parte de un éxtasis dionisíaco. Sobre todo cuando se comparan con el arte y la mitología. En consecuencia, el uso que diversos autores le han otorgado al psicoanálisis, han hecho que le sirvan a uno u otro dios - hablando en términos simbólicos - ya sea para el tratamiento apolíneo de las masas como de la liberación dionisíaca que se ha visto traslúcida también en la política, ya que desde el psicoanálisis nacen corrientes feministas, corrientes de aceptación de la diversidad sexual, corrientes que aceptan el advenimiento de una época matriarcal, como también del reconocimiento de la liberación sexual. Pensamos que estas ideologías han sido muy ocupadas políticamente y filosóficamente para ese lado como para el otro: el psicoanálisis relacional, por ejemplo, podría ser más apolíneo; y podríamos también aventurar que el psicoanalista hermenéutico puede servirse de ambos conocimientos, de ambas dimensiones, para poder tratar al paciente, mediante procesos en los cuales este último toma conciencia de estos procesos - de lo Apolíneo y lo Dionisíaco -, y de que están perfectamente vivos, actuando dentro de uno mismo como dentro de la sociedad y dentro de las culturas que componen este macrosistema de nuestro mundo.
Esto nos gustaría acotar, reflexionando sobre este análisis antes que pasemos a otra idea que podría quizás distraernos de esta bella noción, de esta bella meditación, que hemos hecho aquí esta noche.



F. DE LUCAS.

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