lunes, 27 de julio de 2020

La Ilustración para Kant

¿Cuál es el pensamiento de I. Kant sobre la Ilustración? 
“Una época no puede obligarse ni juramentarse para colocar a la siguiente en una situación tal que le sea imposible ampliar sus conocimientos (sobre todo los muy urgentes), depurarlos de errores y, en general, alcanzar en la ilustración. Sería un crimen contra la naturaleza humana, cuyo destino primordial consiste, justamente, en ese progresar” (E. Kant, “¿Qué es la Ilustración?”, p.22).

Toda época tiene responsabilidades, una de las principales consiste en dejar apertura al campo de estudio de la naturaleza humana - en todas sus formas, sean científicas como religiosas - a las épocas del porvenir. No es debido estrechar los límites del conocimiento, ni mucho menos restringir ‘lo que debe y no debe saberse’, o ‘lo que debe y no debe estudiarse’, esto es actuar en contra del ser humano; por lo demás es perjudicial, porque al reglamentar la forma y el fondo solo limitamos a nuestros sucesores, estos poseen el derecho primordial de elegir las vías de su saber, ajustándose al carácter de la época. Por su parte, este procedimiento siempre es ideal si porta sobre un estandarte el emblema de la libertad. Para conducir este pensamiento Kant aborda una serie de conceptos que nos serán útiles para visionar su núcleo:
    Entendemos por libertad al abandono del yugo de la comodidad, en palabras de Kant, “la ilustración es la salida del hombre de su autoculpable minoría de edad” (p.17), para esto utiliza el término Unmündigkeit que dentro de la amplitud del idioma alemán puede traducirse como “inmadurez”, “no-emancipación”, o “minoría de edad” como fue traducido en este caso. Con esto el autor desea exponer la escasez de motivación del ser humano de su época (aunque este juicio es muy aplicable en nuestra época actual) de ir más allá de sí mismo, puesto que evita descubrir al mundo y su yo, mas prefiere quedarse estático y ser un simple receptáculo de la ‘verdad’ de otros, sean personas como instituciones. También entendemos desde Kant que el término Mündigkeit es la meta a alcanzar, ya que si desglosamos su etimología al castellano nos encontramos con “emancipación”, “mayoría de edad”. Pero, ¿emancipación de qué? se preguntará el lector, podemos responder a esta interrogante con la máxima de Kant: “¡ten valor de servirte de tu propio entendimiento!” (p.17), el que no se sirve de su potencial se mantendrá siempre como un “menor de edad”, y poco influjo tendrá en el mundo que le rodea, más podría ser parte del mismo problema y no de la solución. “Pocos son los que, por esfuerzo del propio espíritu, han conseguido salir de esa minoría de edad y proseguir, sin embargo, con paso seguro” (p.18).
    Toda fuerza movilizadora de la conciencia requiere de pensamiento, voluntad y acción. Más adelante se refiere Kant a los tutores y escribe que acabarán sometiéndose al mismo problema siempre que sea restringida su libertad de cuestionamiento; vemos que las instituciones de poder solo buscan frenar el actuar. Un docto que participa del uso privado de la razón será igualmente cómplice. Un docto o tutor es verdaderamente libre cuando puede separarse de la razón privada, tomando el conocimiento y transmitiéndolo a su manera, inteligentemente y luego de arduas revisiones; tiene el deber de comunicar los defectos del símbolo que representa, incluso generando propuestas de mejora.
    Parafraseando a Kant, podemos aseverar que ignorar la Ilustración en pro de la personalidad significa violar y pisotear los sagrados derechos de la humanidad (p.23) esto se vendría a transformar, entonces, en una responsabilidad de orden personal. Kant nos invita a rechazar los acuerdos que eternicen los símbolos, acuerdos incompetentes, ultrajantes, y nos propone aventurarnos en la forja de un nuevo entendimiento, justificado en el combustible del espíritu personal, esto nos llevará por una vía diferenciadora, nos permite encarnar la libertad y poder cuestionar la estructura de las sociedades, haciendo valer el uso público de esta fuerza movilizadora. Este proceso nos lleva al progreso, a la apertura del conocimiento que es a su vez un legado de los siglos predecesores. Si esta dinámica se encuentra limitada, la siguiente época se hallará con una trampa a esquivar, con obstáculos que podemos evitar, al fin y al cabo, siempre debemos pensar en el beneficio del ser humano. Kant abordó su ejemplo desde una perspectiva religiosa, porque en lo que atañe a las artes y las ciencias “nuestros dominadores no tienen ningún interés en ejercer de tutores sobre sus súbditos” (p.24). Y esto también porque “la minoría de edad en cuestiones religiosas es, entre todas, la más perjudicial y humillante” (p.24).
    Solo finalizar acotando que los hombres abandonan gradualmente el estado de rusticidad por su propio trabajo, siempre que no se intente mantener de modo artificial en esa condición que imposibilitó su libertad. Todo orden preponderante debe dejar libre a los ciudadanos y especialmente a los doctos para que hagan observaciones públicas acerca de las deficiencias de dicho orden, esto debe aplicarse de sobremanera hoy en día en ciertas naciones en donde se evita la participación del pueblo y se toman las decisiones en los cuartos oscuros de las gobernaciones. No obstante, hay que ser cautelosos, porque “un mayor grado de libertad ciudadana parece ser ventajosa para la libertad del espíritu del pueblo y, sin embargo, le fija barreras infranqueables” (p.25). Kant propone que alimentemos nuestra vocación al libre pensar como si de una semilla se tratase, fecundada en la naturaleza interior del espíritu personal. Este proceso gradual repercutirá en el sentir de las gentes, receptores de nuestro afán de superación; esto se transfiere - a través de un especial magnetismo – a las ideas del espíritu colectivo, generando adhesión al proceso de trascendencia (pasar de la minoría a la mayoría de edad) que hará valer finalmente la dignidad de los pueblos. Dar el ejemplo y de forma natural habrá cambios a nivel social.


Ar  

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