domingo, 10 de noviembre de 2019

Ideas principales de "Dios y el Estado" de Mijaíl Bakunin

Ideas Principales de "Dios y el Estado" de Mijaíl Bakunin


La primera pregunta para el autor es "¿quiénes tienen razón, los idealistas o los materialistas?", desde aquí Bakunin se sumerge en el debate principal de la época, es decir, a finales del siglo XIX: la premisa de que el idealismo somete la voluntad humana, siendo el materialismo y el empirismo un paracaídas para la humanidad. Exponemos su visión colectivista, como solución a los problemas de la humanidad, especialmente en lo que se refiere el camino «prometéico». Realizamos la analogía de Prometo, el que entregó el fuego del conocimiento a la humanidad, junto con la del espíritu luciferino, encarnado en el arquetipo del eterno rebelde, librepensador y emancipador de los mundos. El pensamiento anarquista colectivista de Bakunin rechaza todo idealismo, erradicando de raíz su influjo hasta el punto de la revelación. No dudamos que su texto trabaja en lo más profundo de la psique, y que su pensamiento conlleva un nuevo estado del saber.

"Hasta el arquetipo de la amarilla casa, situada en un desierto, rodeada de árboles secos, con montañas pálidas a su espalda, es la casa amarilla de ventanas blancas, con madera corroída. A través de las ventanas se asoma su presencia, sabia y radiante, con carácter propio. El techo con preciosos adoquines color piel y marfil, desempolvan, y bajo el estruendo de un rayo insólito, se mueve la tierra"

Ar Uha Adzam



A continuación, ideas Principales:

Bajo la perspectiva teórica de Bakunin, sin duda los idealistas se engañan y/o los materialistas tienen razón. Se puede admitir que los hechos están antes que las ideas, el ideal como dijo Proudhon "no es más que una flor de la cual son raíces las condiciones materiales de existencia". Finalmente, todas las ramas de la ciencia moderna llegan a la verdad de que el mundo social, puramente humano, no es otra que el desenvolvimiento último y supremo de la manifestación más alta de la animalidad. Pero la humanidad es negación, la negación de nuestra animalidad, la negación crea el ideal, que es el mundo de las convicciones intelectuales y de las ideas.
Situándonos en el contexto de la época, diríamos primero que en nuestra contemporaneidad hemos olvidado nuestro origen animal, esencia que va más allá del instinto propiamente tal que le acompaña de forma inherente, sino que como se ha dicho, hemos olvidado nuestro papel en la escala de la evolución animal, que no es propio, más allá del raciocinio que poseemos. Esto es perfectamente aplicable incluso a nuestras épocas actuales. Nuestras fantasías de penetrar en el misterio-origen de los mundos y el universo nos ha hecho entrar en un círculo vicioso de imaginación destructiva, que nos ha llevado al sometimiento y al sacrificio.

Los sistemas de pensamientos propuestos desde la filosofía, la metafísica, la teología, sólo han oprimido al ser humano en cuanto animal y a su naturaleza primigenia, nos ha desconectado del lugar que debemos ocupar por uno completamente artificial, que nos lleva a la muerte de la conciencia y física. Nuestros idearios han cegado a la humanidad, la cual ha caído en la más absoluta ignorancia, esto se explica en que nuestro deseo de penetrar en la Nada, en el misterio más grande de los absurdos, nos ha llevado a la tendencia de crear cientos y miles de sistemas para tratar de explicar tal enigma. Ninguno de esos sistemas sirve, son todas corrientes de pensamiento e ideologías que no explican el origen y el futuro de la Nada, ya que caen en el mismo absurdo que la misma por esencia proclama, con ello hemos abandonado nuestros verdaderos propósitos en el mundo, nuestros verdaderos propósitos con nuestro medio social y nuestros verdaderos propósitos con nosotros mismos. De esto son culpables los filósofos antiguos, europeos y todos los maestros filósofos orientales e hindúes, al crear mundos - que no dejan de ser sublimes por sus fantásticas composiciones estructurales - pero que al fin y al cabo son falsos y sólo infunden el error, la ilusión y la mentira en las mentes receptivas y débiles del mundo, las cuales llevan este mensaje, gratis y sacrificando sus propias existencias a otros tantos débiles que las retratan como las verdades gloriosas de un supremo denominado Dios, pero que no es más que la nada y el absurdo de una pregunta que no tiene respuesta alguna, y que por lo tanto es inútil el intentar penetrar con el pensamiento y con la razón.

Estas ideas pueden sonar fuertes de primera impresión, sobre todo si se ha tenido educación o costumbres religiosas. Existe solo una forma de asimilación, que es anteponiendo un paracaídas hacia la nada, ya que el abismo no tiene fondo.

La teología es una de las grandes culpables, con todas sus artimañas de dios, dioses, profetas, Mesías y mensajeros. De esto se han servido mentes astutas, egoístas, opresoras y calculadoras para fines propios, la religión está dominada por mentes que tienen al mundo sumido a sus pies, para controlarnos, para que dejen de valorar sus propias vidas y dirijan todas sus energías a la causa que este sistema de pensamiento proclama. El cristianismo ha sido la religión más vil de todas, todas en un cierto grado, en mayor o menor nivel, han causado gravísimos daños al mundo y la conciencia mundial con sus patrañas, pero es el cristianismo la que ha llegado más lejos que cualquier otra. Son el mito de la redención y el mito de la salvación los más perjudiciales para Bakunin.

Partiendo desde las premisas iniciales, bosquejamos la siguiente estructura:

Desde el mito del Edén, Dios quiso mantener sumidos a los humanos bajo una serie de estrictas normas que restaban su libertad, en ellas podemos citar la prohibición a comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, aquí se evidencia el hecho de mantenernos en completa ignorancia, viviendo la dulzura de una vida carente de los parámetros de la experiencia, conocimiento, comprensión y abstracción. No podíamos jamás probar el dulce sabor del conocimiento científico debido a la amenaza de perder algo, algo importante, algo que efectivamente era nuestra residencia en el paraíso, al comer del fruto efectivamente todas las generaciones vivientes en la faz de la tierra quedarían desterradas de ese espacio paradisíaco, supuestamente maravilloso y rebosante en perfección. Satanás en esta historia ha sido el gran revelador y a quién debemos el despertar de la conciencia, la tentación que induce a que Eva coma del fruto y luego su amante, ¡terminan con su destierro, sin la posibilidad de poder ingresar al reino de dios, protegido por ángeles portadores de espadas flamígueras! Toda la humanidad para todas las futuras generaciones debe sobrevivir a este castigo por parte del creador.
La serpiente Satanás es el gran liberador, es la verdadera identidad que dentro de nosotros se encuentra y que debemos ocupar de la debida forma para despertar y captar cómo nos hemos hecho someter.

Es por eso que poseemos la facultad de pensar y la facultad de rebelarnos, siendo esas las herramientas que nos sirven para poder escarbar en lo más profundo de la inconsciencia y traer consigo el verdadero conocimiento de nuestra real posición en el mundo, dejando de lado las fantasías de la imaginación insegura de nuestros antepasados, que como enfermedad psíquica se ha desarrollado transgeneracionalmente a través de los milenos.

Luego de crear todo este universo en nuestras mentes y cederle todo el poder de nuestra energía instintiva, todo al juego de la búsqueda del absurdo, creamos instituciones y grupos organizados para respaldar esas ideas, en cada civilización y cultura ha existido la formulación de Dios, por lo tanto, ha sido casi racional y casi natural el crear la fantasía de su existencia para justificar nuestro lugar en la tierra, nuestra verdad para vivir tranquilamente, que excusa la mentalidad de aceptar que no hay nada después de la muerte, que no hay nada más allá del confín del universo, que sólo somos vida orgánica en un mundo igualmente orgánico, que en largos eones de tiempo caducará igual que el cuerpo humano. En toda esta comedia trágica que es la propia existencia, decidimos crear una serie de historias para dar un consuelo, una explicación y mantener al ser humano ocupado de mantener estas historias a costa de su propia felicidad, a costa de su propia naturaleza animal.
El mito del Edén que conlleva al mito del pecado original, son el motivo que mantiene a las personas sumidas a la culpa de sus antepasados, a una constante culpa que los lleva a la muerte, a tener que justificar toda una vida dedicada a la mentira, todo un trabajo con un diezmo a la mentira y toda una serie de falacias ad hominem que han ido traspasando por la educación familiar, social, privada, pública y estatal. ¡Es increíble como este adoctrinamiento comienza desde la más remota infancia, y cómo se juega con la imaginación de los infantes, con esas imaginaciones vivas que crean realidades mentales que permanecen para el resto de la vida si es que no logran destruirlas!.
El pecado eterno condena al hombre y a la mujer, pero por sobre todo a la mujer, a la que se le castiga con culpa eterna y en el sangrado todos los meses, es una justificación para someterla de por vida al género masculino como la que cayó de tentar ante una serpiente curiosa que habla de conocimiento, de gnosis y de convertirnos en Dioses. Realmente, agradecemos a Eva que haya comido del fruto y de que nos haya dado de probar tal suculento conocimiento.

El mito de la redención es igualmente una abominación por lo siguiente: Dios sin poder apaciguar las grandes tragedias que arremeten contra toda vida humana a lo largo de su manifestación, sin poder detener las grandes catástrofes de la naturaleza y más, sin poder intervenir finalmente y hacer de su creación un mundo un tanto más soportable para los que lo habitan, ha hecho caso omiso de su propio poder conciliador y ha tenido que entregar un mensaje por medio de profetas y encarnándose en Mesías, a quienes debemos obedecer y seguir por ser los fieles representantes de la doctrina ideológica, y que si no seguimos estamos condenados a privarnos de la vida y caer en dominio de una muerte infernal. Por ello, las religiones, y por sobre todo la Iglesia Católica Apostólica Romana comenta que quién no siga las leyes universales por ellos proclamadas acabarán en el infierno, y que sólo son unos pocos los elegidos, todo por una deuda que será pagada cuando ya no tengamos conciencia, cuando ya no seamos más que un cadáver, o sea, después de la muerte, en definitiva, por lo tanto nada es comprobable empíricamente en vida.
Jesús, hijo de Dios, tuvo que morir por una causa que no pudo defender, el propio hijo del Supremo fue sacrificado de la forma más horrorosa para luego resucitar de entre los muertos y ascender al tercer día al cielo, la redención es posible y si trabajamos toda la vida en aquello podemos seguir el ejemplo de Cristo.

Bajo esta hipótesis, el autor escribe:
"Dejemos ahora a un lado la parte fabulesca de este mito y consideremos su sentido verdadero. El sentido es muy claro. El hombre se ha emancipado, se ha separado de la animalidad y se ha constituido como hombre; ha comenzado su historia y su desenvolvimiento propiamente humano por un acto de desobediencia y de ciencia, es decir por la rebeldía y por el pensamiento.
Tres elementos o, si queréis, tres principios fundamentales, constituyen las condiciones esenciales de todo desenvolvimiento humano, tanto colectivo como individual, en la historia: 1° la animalidad humana; 2° el pensamiento; y 3° la rebeldía. A la primera corresponde propiamente la economía social y privada; a la segunda, la ciencia y a la tercera, la libertad." ("Dios y el Estado", pag. 14).

Volviendo a la relación de Dios con el Estado, todo este sistema de autoritarismo religioso ha derivado en obligación del cumplimiento de leyes que dominan todos los espectros de nuestra vida práctica, valórica, moral, y es por eso que debemos enfrentarnos a ellas. Frente a las leyes naturales no hay para el hombre más que una sola libertad posible: la de la reconocerlas y de aplicarlas cada vez más, conforme al fin de la emanación o de la humanización, tanto colectiva como individual que persigue. Estas leyes, una vez reconocidas, ejercen una autoridad que no es discutida por la masa de hombres, como asegura el mismo Bakunin. Las ideas de rebeldía, o más bien de tentativas de rebeldía no forman más que una excepción bastante rara, porque, en general, se puede decir que la masa de los hombres, en su vida cotidiana, se deja gobernar de una manera casi absoluta por el buen sentido, lo que equivale a decir: por la suma de las leyes generalmente reconocidas.

Una vez que hayan sido reconocidas primero por la ciencia y que esta, por medio de un sistema popular de educación e instrucción las hayan hecho pasar a la conciencia de todos, la cuestión de la libertad estará perfectamente resuelta. Ya no habría necesidad de organización política ni de legislación. Pero igualmente la ciencia tampoco debe caer en el defecto de la dominación, ya que la vida es siempre infinitamente más amplia que la ciencia.

La libertad del hombre debe obedecer a las leyes naturalmente, sin que eso sea inducido por una presión exterior, ya sea religiosa, política o por una voluntad divina o extraña.

Observamos que la escuela idealista y la escuela materialista a lo largo de la historia han tenido diferencias en tanto al proceder el pensamiento. La escuela idealista - el idealismo como tal - ha sido tóxico para la humanidad, ha sido un veneno que se forma en base a ideas creadas dentro de un ideario imaginativo, ha formado grandes mundos y universos paralelos que no son más que creaciones mentales muy antiguas. La humanidad lleva incontables siglos sumida a los sistemas religiosos de pensamiento. El idealismo de cada pueblo, al desear encontrar una respuesta a la Nada, posicionando a Dios como su representante o causa primera infinita, omnipotente, omnipresente y con absoluta ubicuidad, sólo han perturbado la psiquis de los pueblos y los han llevado a la marginación, ya que todo sistema idealista repercute en los ámbitos políticos y económicos, ya sea por los representantes, empresarios y sacerdotes, que se apoyan mutuamente por mantener sumido al pueblo a las leyes universales religiosas por un lado, y a las leyes del ámbito industrial laboral por el otro. Los idealismos están tan arraigados en la psiquis humana que hoy en día podemos observar en toda cotidianidad vestigios de aquello, lo vemos en el ámbito privado, público, de educación, industrial y más, y todas estas verdades que aquí se nombran requieren de una emancipación psicológica que debe ser realizada por cada individuo en el seno de su conciencia, dicha desvinculación puede tomar un tiempo indeterminado en alcanzar el éxito, esto significa que a las personas les puede tomar toda una vida desestructurar - o como se ocupa hoy en día: deconstruir - la ideología idealista, y gran parte no lo logran nunca porque jamás la han cuestionado.


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Los estados naciones han hecho uso de la religión para instaurar normas rectoras del comportamiento de las personas, esos ricos sistemas que mantienen a las mentes muy bien condicionadas dada la calidad de las fábulas, ceremonias, ritos y costumbres que sus ideas atañen, contienen toda una estructura que hace sentir culpa, tristeza, abandono, desamparo, duda a los seres humanos que no sigan las pautas de comportamiento guiadas por las leyes divinas, ya que el ente desconocido que está más allá de nuestra comprensión nos juzga constantemente y nos mantiene en la mira, determinando en base a nuestro dialogar y actuar el nivel de salvación que podríamos obtener, el directamente el nivel de bienestar o calidad de vida general, abarcando los ámbitos personal, familiar y social. Vemos que las reglas religiosas, en conjunto con los grandes empresarios, poderosos y el estado manipulado, ejerce la presión en tanto a los derechos sociales en todo ámbito de la vida íntima, el matrimonio es así la unión sagrada entre el hombre y la mujer, siguiendo los universales arquetipos que la realzan como perfecta y necesaria para el pleno desenvolvimiento del plan de Dios sobre la tierra, y su falla, que culmina en el divorcio o en la separación, no es más que un vil pecado que entorpece la evolución global y social, formando un mal ejemplo para todas las generaciones, por lo cual se debe aplicar un castigo.
El no progreso de los sacramentos es también un vestigio de un mal que repercute en el ámbito social y por lo tanto genera culpa en caso de cumplirse. La opresión de las masas por parte de la propaganda religiosa, que ha de determinar la propaganda política, es un monstruo devorador, lo cual se suma a las mentes que no han dudado de dicha pretensión y se dejan sumir para siempre en las feroces fauces de la explotación. Todo esto es un atentado contra la vida misma.
El materialismo por su parte, viene a ser la doctrina más racional y que más nos hace tomar conciencia sobre la dominación antes mencionada. El materialismo nos conecta con nuestras necesidades físicas y con la correcta utilización cerebral en pro de los beneficios del hombre y la mujer, con esto quiero decir que, la mente, siendo un órgano completamente físico, sirve y ha de servir en un futuro si es bien utilizada, si se manipula de la forma correcta, ya que permite la racionalización y la caída del idealismo ilógico por el pensamiento lógico y científico. Es científico ya que es comprobable en la práctica o en la experiencia. La comprobación de los elementos sociológicos, psicológicos, químicos, físicos o básicamente científicos en la cotidianidad o en un contexto determinado de estudio, o en un determinado universo o población muestral, viene a entregar un dato valioso sobre la comprobación de las leyes naturales que forman nuestro plano fenoménico, en donde habitamos y somos participes, sin considerar una ilusoria divinidad misteriosa y sin respuestas claras como lo más trascendente o lo que está detrás de todo desenvolvimiento físico, natural, animal o vegetal. Cuando consideramos, según el idealismo, que todas las respuestas se hayan en Dios, no sólo hacemos uso de una retórica sumamente básica en sus principios constitutivos, sino que no se plasma en ningún dato demostrable, dios no se percibe en el laboratorio ni en las ciencias sociales, sólo se evidencia una ley natural subyacente a la naturaleza, la cual está disponible para nuestras investigaciones o análisis, para así comprobar al materialismo como la fuente de todo conocimiento sano para la conciencia humana, ya que lo conecta con su animalidad perdida, con su mundo que es lo que és.
El idealismo trata de mantener su esfera celeste incorruptible, como una espacialidad que supera toda comprensión, como una mónada de perfección incuestionable, mas, todo el plano de la tierra, con toda vida sobre ella, no es más que el plano de lo inservible, de la muerte, de la perdición, de lo impropio, de lo infame; a partir de esta premisa, todo ser humano debe luchar incansablemente dentro de su fuero interno y externo, conseguir llegar a la divinidad y al mundo paradisíaco, sublimando la sucia materia que le compone. Este ideal tradicional no sería más que la muerte en vida para los pueblos, ya que restringe completamente la libertad, velando por un libre albedrío que no es finalmente nada más que una trampa para el sometimiento político, económico y religioso. Por otro lado, la escuela materialista restringe el libre albedrío, pero otorga libertad.
El idealismo va de arriba hacia abajo, primero trata de teorizar desde lo más complejo a lo más simple, es un entendimiento de lo supremo que cae en picada hacia el plano de la realidad satánica, hacia las partículas sufrientes atrapadas en cuerpos y que luchan con su propia naturaleza. En cambio, el materialismo parte de lo más simple, desde lo más natural y sano, hacia el entendimiento de los planos más complejos de una forma científica, y va evidenciando que todo tiene un límite, y que esos planos de "arriba" no son más que ideologías de la imaginación dominante, que han venido traspasándose a través de las mentes y de la educación desde fechas incalculables.

El positivismo, propio de Comte, tampoco debe ser la escuela dominante, pese a ser un gran aporte a la humanidad, ya que la escuela de los Sabios siempre acabará sometiendo y esclavizando. Si colocamos a un verdadero y gran espíritu, revolucionario, transgresor de ideas, y le otorgamos todos los títulos que le permiten entrar a la academia, veremos que hemos anulado toda su capacidad y ya no generará las ideas que de su espíritu emanaban con furia para destruir los viejos cánones, dogmas y realidades opresoras regentes en el mundo, veremos como hemos insuflado su ego y se volverá parte del problema contra el cual intentó tanto luchar. Vemos que los títulos y que la posición académica no son más que otro mal que debe ser erradicado. Todas las academias han fracasado.
Tampoco podemos llevar a los sabios del positivismo a ser rectores de la humanidad, ya que generarán tanto daño y tiranía que como lo hacen los sacerdotes de las iglesias.

El pueblo debe ser regido por pocos espíritus exaltados y con la mayor de las prudencias, entregando todos sus conocimientos en bien del pueblo, alimentando la curiosas y destruyendo la ignorancia que enceguece a la humanidad. Todos los conocimientos adquiridos en la escala académica alimentan la egolatría y el afán de esclavitud de los que menos saben que él, por eso, todo profesional con suficientes conocimientos como para comprender estas verdades, debe verter todo su saber en pro de las causas de liberación del mundo. Grandes espíritus ilustrados como Mazzini o Garibaldi así lo han hecho, comenta Bakunin.

Citamos a las dos grandes civilizaciones que el autor aborda en su "Dios y el Estado": la griega y la romana, sobre las cuales identificamos las siguientes ideas principales:

Para Bakunin, la primera es considerada la civilización más noble, entretenida y espectacular de todos los tiempos, perfectamente diseñada y compuesta de la forma más sutil y sublime de la que se tenga noticia. La civilización griega, pese a poseer un idealismo politeísta, reflejaba humanamente la relación de sus dioses con las estrellas del cosmos y más. Contiene las más ricas filosofías para el espíritu, que han sido fruto de la inspiración de grandes filósofos, artistas, poetas. Vemos como el catolicismo hundió en sus calabozos los textos griegos en la Edad Media y que cuando salieron a la luz en el Renacimiento, vinieron a alegrar nuevamente al mundo, a inspirar un estilo de vida maravilloso pese a formar parte del problema. A este lo podemos citar como un ejemplo de idealismo no destructivo pero igualmente dominante en su composición. La religión de los griegos no fue tan terrible porque no concibieron ideas sobre el bien y el mal, sobre la belleza y la fealdad, sobre la bondad y la maledicencia, sobre el amor y el odio, siempre se mantuvo en un equilibrio de las fuerzas contrarias, es por eso que su belleza literaria y artística es maravillosamente envolvente. Hicieron su panteón de acuerdo a la relación de dioses con roles sociales, en donde Júpiter fue el rector de las mayores decisiones. Además que ningún dios representaba ferocidad cabal, de todas formas, habiendo una gran variedad de dioses por casi cada acción vital o laboral, habiendo un dios por cada tribu o pueblo de Grecia, si uno se "enojaba" con uno, existía otro dios para ampararnos, y así muchos dioses con los cuales armar amistad o relacionarnos; no existía un sólo dios que por su disgusto nos enviara al exilio del inframundo, sin que hubiese otro que nos pudiese hacer retornar hacia la superficie.

Por otro lado, la civilización romana tuvo una gran influencia dentro de los ámbitos del derecho ciudadano, civil y jurídico, pero de ahí nació la más grande de las opresiones, no sólo en tanto a ideología e idealismo, sino que con los pueblos vecinos. Italia fue un pueblo muy poderoso, que arrasaba y llevaba su sistema de pensamiento a diversos puntos de Europa, de este país obtenemos el nacimiento de la iglesia católica y de sus papas. No obstante, desde de acá comienza la corrupción al espíritu con el inicio de la iglesia en su concepción dominante, utilizando el mito del Jesús histórico, transformándolo en un Jesús mitológico, utilizándose en beneficio del imperio de Constantino, quién realmente era pagano, eligiendo el cristianismo como estrategia política de dominación. Los romanos tuvieron la gran tendencia de someter a los pueblos más pequeños e imponer sus ideas, de Italia nace la adoración cristiana presente hasta nuestros días, dominando cada rincón de la vida social, política y económica, esto porque el estado, el gobierno y sus representantes se ayudan mutuamente, ocupando lemas de dedicación y amor al pueblo, mas, la realidad apunta que esa dedicación y amor es únicamente hacia sí mismos. Intereses comunes armaron las alianzas necesarias para apoyarse y mantenerse en la cúspide del dominio social.

Todo el idealismo comenzó a forjarse con la creación de Jehová, aquí nos remontamos al paso del politeísmo por el monoteísmo, el pueblo judío comenzó a crear su propio dios para diferenciarse de los otros pueblos, situación natural que se ha repetido con sus coetáneos de todas las épocas y lugares geográficos, este Dios, Jehová, es de fuerte carácter, envidioso y celoso como dió a entender en su primera verbalización: "no adorarás a otros dioses que no sea a mí", reflejando su falta de empatía con la sociedad que le daba vida, que le daba vida con sus pensamientos, decimos nosotros.


* * *


Debe existir la eliminación de las naciones jurídicas, las jurisprudencias, los estados, las iglesias, las religiones, los grupos políticos, las industrias, el comercio organizado, el empresariado, en favor de un mundo unido por la mercancía compartida, por decisiones de sindicatos que sepan repartir los productos y beneficios y que regidos por sentimientos de hermandad y fraternidad, puedan convivir compartiendo la tierra, sin límites de edad, sexo, raza.

Así resumimos que todas las metafísicas son simplemente sistemas psicológicos. Dios es una abstracción psicológica del Ego. Esto se explica en que el hombre, desde los más remotos tiempos, fue descartando y eliminando el motivo de sus creencias, pasando de estadio en estadio, hasta la forma estructural de las creencias en el dios contemporáneo que todos conocemos. Esto quiere decir que, los primitivos buscaron primero la adoración al fetiche, a objetos o tótem para encontrar la divinidad. Esta primera adoración no produjo satisfacción a sus curiosidades, dudas o expectativas, el objeto fetiche no representaba ningún cambio en el ambiente, no generaba más que ideas que rebotaban desde el fetiche mismo, de la mente de los adoradores al fetiche y de allí a la mente nuevamente, de esto se percataron los antiguos, de que los fetiches inanimados no generaban las respuestas a sus interrogantes. De allí pasaron a los fetiches humanos, o sea, a los hombres-dioses o mejor conocidos como brujos. Estos magos o teúrgos podían reproducir la potencia de dios a través de sus dictámenes, acciones, ceremonias, todo el manto misterioso se reproducía a través de sus instrumentos o de los resultados de sus calculadas operaciones. Luego de que el fetiche brujeril fuese abandonado, se pasó a la creencia de la divinidad en los elementos de la naturaleza, así se creyó en el poder divino del viento, del trueno, de la lluvia, de los volcanes, de los terremotos, de las mareas y más, aquí existía verdadera acción física que podía reflejar el estado mental de los dioses, mediante la furia, la ira, la tranquilidad, la emotividad, el realce, la majestuosidad, la espiritualidad. Luego de que nuestros antepasados adoraran los fenómenos climatológicos, se pasó al culto del sol y al de los planetas, de donde nacen las primeras concepciones astrológicas, la influencia de los astros del cielo nocturno en relación a las leyes de la vida.
Luego de los primeros vestigios del panteísmo, pasamos al politeísmo. Enmarcado a través de todo el globo, como se mencionó arriba, existieron panteones como el griego que buscaron un equilibrio entre las cualidades divinas. Hubo en otros lugares del globo - como en Persia - y en las zonas orientales, vestigios de dioses realmente feroces y hostiles, y no es de dudar que en esos lugares geográficos, así como más al oriente haya existido el sistema de castas y el abandono por parte de los "iluminados" de las ciudades. Este último fenómeno explica que las religiones que adoran al dios único y a los panteones de dioses, al adorar a la Nada o al Absurdo universal, a lo indescifrable o incognoscible por su propia naturaleza superior como aseverarían los teólogos, induce a que su adorador se aparte de la sociedad para encontrar dentro de su fuero interno a esa divinidad, es por ello que debe perder contacto con toda vida, alude el autor.

Dentro de los estudios sincréticos, ocultistas y mistéricos, ésta es la teoría central, pero abordada sin óptica política, y dirigiendo sus miras hacia el plano interno. Aunque algunos adeptos declararían que la política ha abanderado a las teorías, y no las teorías a ellas.

He aquí la parte psicológica sobre la cual comenzamos a ahondar más y más en las principales ideas de Bakunin, en donde aquel aventura que Dios es el propio ego humano, es sólo abstracción; en esa abstracción nos encontramos solamente con nosotros mismos, pero con la parte más inhumana, la más irracional, la más abismal, la más oscura, es sólo una extensión de lo más absurdo de nuestro propio ser, es la parte más disociada, ilógica, la más alejada de la animalidad, del instinto, del cuerpo, de la acción, de la voluntad y en definitiva, de lo real y lo verdaderamente práctico y útil para el mundo.
El culto a Dios es el culto al propio ego extendido, a esa infinidad que no es más que una conciencia que se aparta de las cosas prácticas y naturales de la existencia, es por eso que todo materialista preferirá unirse al colectivo en vez de recluirse en una meditación eterna. Sus partidarios son los pocos elegidos que han podido encontrarse con dios, son los verdaderos psicóticos o delirantes patológicos los que tienen la redención y la entrada al reino de los cielos (igualmente comprobable después de esta vida, cuando ya no se tiene consciencia para saborear el festín del paraíso...). Y este grupo de elegidos, amparados por el Dios de sus fantasiosas creencias, se les da la posibilidad de ser mejores que los demás y de poder dominar o explotar, es por ello que encuentra íntima correspondencia con los poderosos y así con el estado, y es por eso que sólo una cierta clase de personas podría dominar el mundo, incluyendo a los burgueses religiosos como a las monarquías, incluso la democracia cabe dentro de este saco.
En síntesis, luego de la adoración politeísta aparece la monoteísta con la teología judía y cristiana, junto con un dios castigador que domina - a través de fabulas, cuentos y mitos no comprobables empíricamente - a los colectivos humanos. El dios único no es más que el propio ser humano adorándose en una profunda abstracción que sólo conduce a la muerte, a la separatividad, a la desconexión de los grupos humanos, arrastrando a las cosas, a la naturaleza, a la vida. Incluso, estos mitos, debido al pecado original, concluyen que esa Nada maldijo a la humanidad para siempre, a la naturaleza y a todos los actos humanos, entonces, lo mejor será vivir recluido y en sostén material, porque se puede deducir de estos manuscritos e ideologías teológicas y escatológicas que el elegido necesita, obtiene el derecho inherente a la posición de objetos materiales que apoyen su causa, sobre todo cuando ese vaso se desborda y tiene que llegar a un mundo ignorante que necesita de creencias y de religión. Entonces, está perfectamente justificado que en la posición de un conocedor, de un Sabio ante la ignorancia de un campesino, podamos enseñarle, dominarle y explotarle, y que hagamos uso de terrenos para imponer nuestros templos y pidamos de un diezmo para hacerlos sobrevivir y perdurar a través de los siglos. En esto se justifica que el empresariado liberal sea necesariamente católico, judío o directamente religioso.

Un materialista científico aspirará a unirse al colectivo, a cooperar y prestar la verdadera ayuda mutua de la cual hablaba Kropotkin, y que nos permite utilizar el instinto personal en beneficio del otro, de nuestro compañero. Toda esta teología nos hace creer que somos seres infinitos e inmortales, pero no merecedores del conocimiento palpable de nuestro supuesto estado divinal, para ello debemos arrepentirnos y luchar toda una vida para poder alcanzar el reino de los cielos. Toda la humanidad está bajo esta premisa ideológica y debemos salir de ella por medio de la inteligencia, del estudio y del análisis objetivo de estos mitos que nos han sido impuestos por pensadores, filósofos, sabios de la antigüedad que, en sus retiros meditativos, nos entregaron en forma de sapiencia absoluta. Es hora de que podamos comprobar empíricamente las leyes de la naturaleza para que conozcamos los verdaderos límites y alcances de ella, comprender los fenómenos físicos por medio de la medición y los catastros lógicos, y con esto no hablamos de un positivismo extremo, ya que como hemos mencionado más arriba, tampoco queremos cederle al cientificismo un egocentrismo del que podría ser tan tirano como lo ha sido la metafísica y la teología, ahora queremos dignificar al ser humano y colocarlo en el lugar que le corresponde, en el centro de este mundo, en conjunto con los seres que debemos cuidar, que son los animales y en la naturaleza con todas sus formas, con lo vegetal así como con el reino mineral. Esto, por efecto, repercutirá en que el Estado se diluya, deje de estar dirigido por representantes que se apoderan del esfuerzo físico y del arduo trabajo de los hombres y mujeres en la industria y en el comercio, ya es suficiente que el ser humano pase toda su vida trabajando para un amo invisible, el trabajador debe ser dueño de lo que produce porque él es el que produce la verdadera riqueza, a través de sus manos y de su vitalidad. Las brechas salariales deben alinearse o directamente eliminarse, los gobiernos y las regiones disolverse, todos debemos ser una única colectividad, deben existir nuevos sistemas de intercambios y mercancías, en donde todos se vean beneficiados por su trabajo y recibiendo la retroalimentación que les corresponde, esto por medio de producciones de materias primas para toda la sociedad, en donde todos puedan ganar y consumir sin límites, la felicidad es el foco y lo mínimo que el humano debería obtener de su propia existencia en este planeta.

Así Bakunin nos trajo una obra con gran lucidez, con gran penetración filosófica, con gran acervo político, un anarquista preocupado de la colectividad, de las personas, de los grupos humanos, interesado en arrebatar el sí mismo para encontrar un otro, ya que sólo en la cooperación con todos todos nos podemos hallar a nosotros mismos. Bakunin fue uno de los primeros en atreverse a plasmar la realidad de las doctrinas ideológicas teológicas y metafísicas, colocándolas sobre la mesa para realizar una observación objetiva. Su interés en la liberación humana, así como el combate a las ideas dominantes en el mundo es notable, todo para que podamos dejar de ser opacados por la iglesia, el estado y la industria. Este es el primer camino, el de tomar conciencia.


¡LIBERTAD, FRATERNIDAD, REVOLUCIÓN!


ARUHAADZAM.-


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